¿Será que todos nacemos dormidos y las experiencias de la vida nos impulsan a despertar si es que así lo decidimos?
Hace poco mientras hacía ejercicio estaba escuchando un episodio del podcast ¨En defensa propia¨ de Erika de la Vega, donde entrevistaba a Mario Alonso Puig. Lo elegí porque me llamó la atención el título: ¿Cómo conectar con tú potencial?
Mario Alonso Puig es un médico madrileño, quién, a partir del año 2002 fue dejando progresivamente el ejercicio de la medicina para dedicarse a la investigación y docencia en el campo del desarrollo humano.
Quiero compartir una historia que dijo Mario en el podcast, que me encantó:
¨Hay una historia muy hermosa que viene del renacimiento…. Sobre el escultor Miguel Ángel… a veces recibía bloques de mármol con defectos… lo sorprendente es que este hombre tenía una mirada profunda… es decir que él no se alteraba ante esas manchas y esas grietas del bloque porque sabía que dentro había una escultura que había que rescatar y por eso el consideraba que su oficio era liberar la escultura dormida¨.
Y me hizo reflexionar mucho, y me parece una metáfora hermosa, ya que Mario Alonso se refiere a que todos somos ese bloque de mármol, hay un potencial dentro de cada ser humano que puede ser despertado, develado o descubierto por sí mismo, nosotros somos nuestros propios escultores.
Y como somos seres en relación, los otros también nos ayudan a irnos descubriendo, ya que es a través de ellos que podemos conocer nuestra forma de relacionarnos con el mundo, a partir de quienes somos internamente.
Para mí ese despertar llegó más o menos cuando tenía 26 años aproximadamente… cuando tuve contacto por primera vez con el Desarrollo Humano. Entré a unos cursos con una muy amiga mía en Monterrey, en esos cursos que eran muy interactivos con el resto del grupo aprendí a verme a mí misma a través de los otros, conocí autores y lecturas que me llevaron a entender un poco sobre la psicología y la espiritualidad del ser humano y por lo tanto de la mía.
Me gustó tanto tener ese encuentro con mí propio crecimiento personal que al mudarme a la Ciudad de México decidí estudiar la Maestría en Desarrollo Humano en la IBERO. Ahí tuve una experiencia que me cambió la vida, una de las materias obligatorias durante los dos años que duraba la maestría era Terapia de Grupo, ese fue mí primer acercamiento al mundo de la terapia.
Yo siempre fui, y quizá sigo siendo en menor medida, una mujer muy reservada, por mí propia personalidad y por los mecanismos de defensa que fui desarrollando mientras iba creciendo.
Y ahí en ese grupo que todos hablaban de sus experiencias sobre todo dolorosas o retadoras, yo observaba y escuchaba, recuerdo una vez que comenté que yo no estaba acostumbrada a hablar así, de cosas tan personales con un grupo de desconocidos, que no entendía que finalidad tenía eso (resistencia pura). Claro que lo fui descubriendo mientras pasaba el tiempo. Poco a poco empecé a abrirme, empecé a confiar en un grupo donde la confidencialidad y el no juicio eran la base de todo.
¨Lo que nos hace crecer son las experiencias dolorosas. El sufrimiento apunta a un lugar en ti donde todavía nos has crecido, donde tienes que madurar y transformarte. Si supieras usar ese sufrimiento, crecerías mucho¨. Anthony De Mello
Y así pasaron dos años, ¿qué obtuve al final de estos dos años? Además de hacer amistades entrañables, logré que muchas de las voces acusadoras que tenía en mí propia mente se apagaran o quizá se disminuyeron, y logré un paso hacia mí propia libertad interna y hacia mí despertar. Me empecé a dar cuenta cuales voces eran mías y cuales venían de mí entorno y de las personas con los cuales yo había crecido. Empecé a contactar con una autenticidad más pura. Aprendí que mis errores no definen mí vida.
Otra de las ganancias de estos dos años en el grupo fue aprender a no juzgar, a ver más allá de la apariencia y de la superficialidad y lograr ver la esencia de cada uno de mis compañeros. Todos buscábamos lo mismo: estar bien, sentirnos en paz, encontrar la felicidad y amar y ser amados. Y cada quien lo está haciendo como puede. No juzgar es definitivamente un trabajo difícil pero que con solo tenerlo consciente me ayuda a ser un poco más compasiva y comprensiva conmigo y con los otros, a veces me es más fácil lograrlo con el otro.
¨He descubierto que abrir canales por medio de los cuales los demás puedan comunicar sus sentimientos, su mundo perceptual privado, me enriquece¨. Carl R. Rogers
Después de muchos años de haber terminado esta maestría sigo recordando a mis maestros, sobre todo a Pepe Cohen y Luis Mariano Aceves quienes eran los facilitadores de ese grupo. Me enseñaron la escucha activa, la empatía, la aceptación incondicional, entre muchas otras cosas, y he tratado de irlas desarrollando a través de todos estos años y sigo en el camino….
Es fue el comienzo del despertar y de conectar con mí potencial, ese fue el comienzo del darme cuenta de que el camino del crecimiento personal no tiene final, no tiene fecha de caducidad, es un camino de todos los días… Y constantemente he ido haciendo cosas para seguir en este camino, que es también el camino de la sanación emocional. Entre más sano, más conecto con mí potencial, vivo más apegada a quien soy y menos a lo que dicta la sociedad, descubro poco a poco mis capacidades y trato de ponerlas en acción dejando a un lado el miedo y la inseguridad, como es el caso de escribir y publicar mis newsletters cada semana.
Ahora mí trabajo interno lo estoy enfocando en la liberación, liberar tantas emociones que lo largo de la vida he ido reprimiendo o evadiendo, y no me está siendo fácil este proceso, no solo es suficiente con decidirlo mentalmente, seguramente hay un miedo profundo que no me ha permitido llegar a eso…pero estoy en el camino… con la confianza que al lograrlo conseguiré más libertad espiritual y mental. Lo que espero pueda llevarme a amarme y amar al otro de forma más sana. Y también me gustaría que esta liberación me ayude a sentirme más segura de mí misma y poder seguir avanzando en el desarrollo de mí potencial. Así que parece que esas manchas que veía Miguel Ángel en los bloques de mármol siguen apareciendo, por lo que siempre hay algo en que trabajar.
Libros básicos para empezar tu camino hacia el desarrollo humano:
El hombre en busca de sentido de Viktor E. Frakl
Los cuatro acuerdos de Miguel Ángel Ruiz
El arte de amar de Erich Fromm
Me encanto hermana
Que enriquecedor leer tu proceso. Me evocó esos tiempos en donde compartimos nuestras vivencias y nos acompañabamos. No sabiamos que iba a pasar cuando iniciaban esas
sesiones, pero siempre llegabamos con esperanza de estar bien. Gracias por compartir y llevarme a esos momentos. Felicidades!